Llama a construir “una Nación con pasión por la verdad y compromiso con el bien común”. “Que no falte el amor, el perdón, el diálogo y la esperanza”, implora e invita a rezar la Oración por la Patria.
En el contexto del 25 de Mayo, la Delegación Episcopal de Pastorales Sociales de la Arquidiócesis de Córdoba compartió un mensaje con el título “La Patria somos todos, animémonos a construir una Patria con todos y para todos”.
“En estos tiempos de dolor y cansancio, sentimos más que nunca el llamado a construir una Nación con pasión por la verdad y compromiso con el bien común”, expresa.
Advierte que es imposible construir una sociedad sana sin valores esenciales como “la austeridad para privilegiar el bien común; la perseverancia en las luchas por la justicia, la paz y la unidad; la honestidad contra toda forma de corrupción; la búsqueda de la verdad y la cultura del trabajo”.
La Pastoral Social cordobesa constata con dolor que “en nuestra sociedad se acrecientan las actitudes de agresión, odio y descalificaciones reflejadas eminentemente en la ciudadanía, y con mayor asombro, en algunos dirigentes que escandalizan con su proceder”.
“Que no falte el amor, el perdón, el diálogo y la esperanza”, sostiene e invita a rezar la Oración de la Patria, que los obispos argentinos escribieron en plena crisis 2001-2002.
Texto del mensaje
“La Patria somos todos, animémonos a construir una Patria con todos y para todos”.
Rezamos desde el año 2001 la “Oración por la Patria”. En aquel momento vivíamos una profunda crisis; en esta oración rezamos a Jesucristo, Señor de la historia, rogando por nuestros dolores expresados en estas súplicas: “nos sentimos heridos y agobiados”, “queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”. ¡Cuánta vigencia tienen estas palabras a pesar del tiempo transcurrido!
En esta fecha Patria, 25 de Mayo, evocamos los primeros pasos de nuestro camino hacia la Independencia. Recordamos a aquellos hombres y mujeres que lo dieron todo: tiempo, bienes, privaciones, sacrificios y hasta la propia vida en pos de la libertad y la conformación de nuestra Nación.
Cuando vemos nuestra realidad actual en donde muchos conciudadanos viven con necesidades básicas insatisfechas; falta de alimentos; un sistema de salud deficiente; falta de trabajo y vivienda digna -entre otras necesidades- nos preguntamos ¿Qué nos dirían todos aquellos que dieron su vida forjando nuestra Patria? ¿Qué harían ellos?
¿Cómo se puede construir una sociedad sana sin valores esenciales como; la austeridad para privilegiar el bien común; la perseverancia en las luchas por la justicia, la paz y la unidad; la honestidad contra toda forma de corrupción; la búsqueda de la verdad y la cultura del trabajo? Además, constatamos con dolor que en nuestra sociedad se acrecientan las actitudes de agresión, odio y descalificaciones reflejadas eminentemente en la ciudadanía, y con mayor asombro, en algunos dirigentes que escandalizan con su proceder.
Nos comprometemos e invitamos a asumir el compromiso de trabajar mancomunadamente para lograr reconstruir el tejido y la amistad social desde la búsqueda del bien común, con el esfuerzo y el diálogo con todos y así, encontrar juntos la verdad que nos hace libres. Solo aquellos de corazón grande y generoso logran tender puentes sabiendo aceptar las diferencias y valorando la riqueza de la diversidad.
Todos y cada uno, desde el rol que desempeñamos en la comunidad, en la familia, en ámbitos laborales, académicos, públicos, privados, religiosos, educativos, gremiales, judiciales y políticos, seamos verdaderos artífices de ese bien común donde todos puedan desarrollarse plena e integralmente, comenzando por los últimos, los más pobres y excluidos, descartados del sistema de la vida.
La Patria somos todos, por ello es imperativo construirla para todos y con todos. Honremos este 25 de Mayo, recuperando la esperanza de que es posible hacer que la Argentina sea la tierra bendita en donde todos estemos incluidos.
Hoy como ayer, rezamos con conciencia la “Oración por la Patria”:
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el
compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y
construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.