Félix Hernández y su colorida “experiencia de Dios”

Santi Vedrí estrena un documental sobre la obra del pintor dominico como verdadera predicación y herramienta de fe

Fotógrafo, realizador, cineasta, Santi Vedrí ha pergeñado un documental que es toda una inmersión en la fe y en la belleza que mana de la obra pictórica del fraile dominico Félix Hernández (Barcelona, 1971). “Estoy muy agradecido a Santi porque me ha hecho un regalo que no me esperaba –explica el fraile y pintor–. No esperaba que fuese tan completo, tan profundo, tan bonito de ver estéticamente. Me he quedado impactado”.

Vedrí define la obra cinematográfica –rodada en Valencia, Sevilla, Córdoba, Madrid y Roma– como un recorrido por el proceso artístico, la espiritualidad y el legado de un pintor intensamente religioso que exhibe la abstracción como verdadera predicación. El título habla por sí solo: ‘Félix Hernández, OP. Cuando el lienzo es Evangelio’. “Estoy convencido de que todas las artes son un lenguaje privilegiado para la comunicación de la fe, porque las artes las visuales, las plásticas, todas las artes, funcionan por medio de sugerencias no de definiciones, y Dios es algo que siempre está más allá de cualquier definición”, explica a ‘Vida Nueva’ fray Félix.

Pero lo que seduce, más allá del plano corto, de los detalles de los lienzos, de los testimonios de Cristina Expósito y fray Alain Arnaud, del color exuberante y la fuerza espiritual, de las palabras de Marta Lanzón y fray Vicente Niño, es la pertinaz devoción del pintor por la abstracción como vía para el descubrimiento de Dios: “Una de las cosas que más me tiene fascinado del arte abstracto es que, en medio de nuestra sociedad, que vamos siempre deprisa, que queremos imágenes muy evidentes o mensajes muy claros que no nos hagan pensar demasiado, el arte abstracto te obliga a detenerte y a parar, a hacer silencio y a mirar en tu interior qué es lo que esa pintura está removiendo, está inspirando dentro de ti. En el momento en que hacemos eso, en que nos paramos y nos detenemos, la puerta de Dios ya está abierta”.

Es Evangelio

La abstracción de Félix Hernández, sevillano de adopción, es matérica, es color, es corazón, es verdad. Es Evangelio. “Yo mismo estoy descubriendo que el arte abstracto tiene una cantidad de posibilidades para la Iglesia que están todavía por explotar, ofrece unas posibilidades para la contemplación, para la espiritualidad, para la pastoral, incluso para la teología, que son caminos que estamos empezando a transitar, que todavía no están descubiertos”, responde ante la tradicional desconfianza mostrada entre el binomio abstracción e Iglesia. “Estamos dando pasos adelante, estamos en ello, pero creo que no la hemos superado todavía”, manifiesta el religioso.

“Seguimos muy aferrados en la Iglesia a todo los figurativo, que está muy bien, pero nos falta dar ese salto a la abstracción, a descubrir que un Dios que es trascendente nos puede llegar o podemos acercarnos a Él mucho mejor más allá de las cosas concretas, o de las formas o de las figuras determinadas –añade–, mucho más allá de lo aparente, de lo superficial. Y todo eso lo ofrece la pintura abstracta. Y en la Iglesia parece que estamos empezando a recorrer ese camino”.

Abrirse a los lenguajes de hoy

Su mensaje es firme. “Creo que una responsabilidad que tenemos como Iglesia es abrirnos a los lenguajes de hoy, porque, a veces, los creyentes vivimos un poco como una esquizofrenia. En el resto de los aspectos de nuestra vida sí que manejamos los lenguajes contemporáneos, sin embargo, en el momento que entramos en el ámbito de la fe, parece que volvemos al siglo XIX o al siglo XVII. La pintura abstracta, el arte en general, está expresando las esperanzas, las inquietudes, las necesidades y los sufrimientos de nuestra gente, de la gente de hoy, de nuestros contemporáneos, y si como Iglesia estamos de espaldas al arte contemporáneo, nos va a resultar mucho más difícil entender cuáles son esas vivencias de la gente de hoy. Nos tenemos que preocupar todos un poco por ir cerrando esa brecha”.