En su primera audiencia general, el Papa León XIV expresó su alegría al encontrarse con los fieles, y manifestó su deseo de continuar el ciclo de catequesis jubilares iniciado por el Papa Francisco, centrado en el tema “Jesucristo, nuestra esperanza”. En esta ocasión, propuso una reflexión sobre la parábola del sembrador (Mt 13,1-17), a la que consideró una introducción clave para comprender el conjunto de parábolas de Jesús.
El Papa León XIV, ha querido dirigirse a todos los presentes en la Plaza de San Pedro, en su catequesis, retomando el tema de “Jesucristo, nuestra esperanza”, que había estado realizando el Papa Francisco. Sobre todo, cuando Francisco inició el tema de las parábolas de Jesús el miércoles 16 de abril. Esta catequesis inaugural del Papa León XIV no solo da continuidad a la labor catequética de su predecesor, sino que ofrece un mensaje profundamente esperanzador: Dios no se cansa de sembrar su palabra en nuestras vidas, incluso en nuestras fragilidades. La parábola del sembrador se convierte así en una imagen luminosa del amor incondicional de Dios y del llamado a colaborar con su gracia, dejándonos transformar por la semilla del Evangelio.
El Papa explicó que las parábolas no son simplemente relatos sencillos o ejemplos morales, sino que son narraciones “tomadas de la vida cotidiana con un significado más profundo”. Su finalidad no es solo enseñar, sino provocar interrogantes en el oyente, mover el corazón y la conciencia, “la parábola suscita en nosotros interrogantes, nos invita a no quedarnos en las apariencias”. El término griego “parábola” significa “lanzar hacia adelante”, es decir, lanzar una verdad que interpela directamente al oyente. Por eso, cada parábola, afirmó el Papa, nos desafía a preguntarnos: ¿qué me dice esta historia a mí? ¿Qué lugar ocupo en ella?
La dinámica de la Palabra de Dios
En particular, la parábola del sembrador es reveladora de cómo actúa la Palabra de Dios en la vida humana. En esta imagen, Jesús presenta la Palabra como “una semilla”, que es sembrada abundantemente en todo tipo de terrenos. De hecho, afirmó el Papa, “cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida. Muchas veces Jesús utiliza la imagen de la semilla, con diferentes significados”.
León XIV afirmó que la palabra de Jesús fascina y despierta la curiosidad. Entre la gente hay, evidentemente, muchas situaciones diferentes. La palabra de Jesús es para todos, pero actúa en cada uno de manera diferente. Este contexto nos permite comprender mejor el sentido de la parábola. Este sembrador, aparentemente “despreocupado” por la calidad del suelo, representa a Dios mismo, que siembra generosamente su palabra en cada corazón, sin importar cuán preparado esté. Esta actitud desconcierta, ya que contrasta con la lógica humana del cálculo y la eficiencia. Pero en el Reino de Dios, lo que vale es el amor desbordante y la confianza paciente de un Dios que espera a que cada semilla germine a su debido tiempo.